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El año pasado, los correos electrónicos falsos costaron a empresas y particulares más de 10.000 millones de dólares. Cada tres segundos, alguien hace clic en un correo electrónico de phishing. Estos ataques se producen porque el correo electrónico tiene un gran problema: cualquiera puede hacerse pasar por otro.

Cuando envías un correo electrónico, no hay forma de demostrar que realmente lo has enviado tú. Los estafadores aprovechan este punto débil para enviar millones de correos falsos cada día. Se hacen pasar por bancos, empresas o incluso tu jefe. 

Sin la protección adecuada, los proveedores de correo electrónico no pueden distinguir los mensajes reales de los falsos. SPF, DKIM y DMARC solucionan este problema. Piense en ellos como una comprobación de identificación en tres partes para cada correo electrónico que envíe. 

En este artículo, explicaré cómo DMARC, SPF y DKIM trabajan juntos para verificar su correo saliente y asegurarse de que sus mensajes siempre llegan.

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¿Te has fijado alguna vez en los logotipos de las marcas que aparecen junto a los correos electrónicos en tu bandeja de entrada? Se trata de BIMI (Brand Indicators for Message Identification).

Se trata de una norma cada vez más extendida que ayuda a las empresas a mostrar sus logotipos verificados en los clientes de correo electrónico compatibles, lo que facilita a los destinatarios el reconocimiento de mensajes reales procedentes de fuentes fiables.

Si envía correos electrónicos de marketing, boletines o actualizaciones transaccionales, créame, esta pequeña optimización puede marcar una diferencia real en las tasas de apertura y la participación.

Puede que pienses que BIMI suena complicado, pero en realidad es bastante sencillo una vez que sabes lo que hay que hacer. En esta guía, te explicaré todo sobre BIMI para que puedas decidir si también tiene sentido para tus correos electrónicos.

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